domingo, 9 de diciembre de 2018

Buscando mi sueño...



 Foto tomada de:


Una gran amiga me recomendó hace poco la lectura de este libro. "Aunque sea de autoayuda que sé que no te gustan, éste te va a encantar"... Como venía de su mano y no hay nada que nos guste más que compartir reflexiones y discutir apasionadamente, me puse manos a la obra aunque llena de recelos. 
Me costó un poco el planteamiento de la historia con el accidente de la expedición de David y su amigo al Everest, pero a las 20 páginas ya estaba completamente atrapada por la historia y por el discurso de Joshua, un gran Maestro, que coge a David de la mano y le va llevando por un recorrido doloroso de perdón, compasión y aceptación que sólo conduce a un renacer, a iniciar un nuevo camino de crecimiento y desarrollo personal para "llegar a ser la mejor persona que se puede ser".

Cuando terminé de leerlo, llamé a mi amiga y le pregunté: ¿por qué lo calificas de autoayuda? A mí me ha parecido que es mucho más... La respuesta de mi amiga fue sencilla: "porque si no no lo ibas a encontrar en la librería..."

No es un libro al uso: su contenido es mucho más profundo y enriquecedor que, como cualquier libro, sirve para disfrutar, pensar, compartir y aprender a mirar las cosas desde otra perspectiva.
Foto tomada de: https://www.elcorreo.com
Está muy trabajado y se nota, que detrás de sus páginas hay mucha reflexión para llegar a hilar, de manera tan amena, los principios de las religiones más ancestrales, la filosofía más clásica, varias teorías psicológicas y nuevas perspectivas humanistas... Es un libro para mirarse por dentro, plantearse algunas cuestiones fundamentales como ¿Cuál es mi sueño? ¿Qué me hace levantarme cada mañana y vivir? ¿Qué es lo que me importa realmente? ¿Vivo con algo de coherencia?

Yo cambiaría su lugar en las librerías y lo pondría en lugar especial, en el centro, sin categoría, en el sitio donde las personas que quieren ser más personas puedan encontrarlo.


domingo, 11 de febrero de 2018

Las palabras... ¿son las que maltratan a las mujeres?



Me siento muy indignada con la utilización tan absurda que se está haciendo del lenguaje femenino y masculino. Ser jueza, portavoza, perdiza... y convertir un escrito en algo ilegible con tantos los/las y @ mágicas que solucionan el problema, no me hace sentirme más incluida en la vida social ni siento que con ello se este defendiendo mis derechos como mujer y, mucho menos, como PERSONA.

Estoy segura que todas estas personas que están haciendo un mal uso de una lengua tan hermosa como el castellano, siguen aplicando la palabra "coñazo" a todo lo que es aburrido y "es cojonudo" a todo lo que es estupendo. Me apuesto un café.

Las palabras son muy importantes, pero sólo con palabras no cambiamos las conductas irrespetuosas, el mal trato o  la desigualdad de género. Esto sólo se cura cuidando el pensamiento (dijo Gandhi) para actuar de otra manera. Actuar desde el respeto, un respeto que considere a  todas las mujeres, los hombres y a toda la diversidad, como seres humanos, como personas con dignidad y derechos. Si pensamos de esta manera, las palabras adecuadas saldrán solas. El castellano tiene más de 30.000 términos y sólo utilizamos unos 2.000, ¿entre tantas palabras no encontraremos la adecuada, aquella que no haga daño a la otra persona? Si, además somos empáticos (pero de verdad, no sólo utilizando la falsa empatía, tan de moda) y asertivos, será mucho más fácil defender los derechos de todas las personas sin destrozar la gramática.

Es claro que el lenguaje está vivo, evoluciona y que tienen que aparecer términos nuevos que se van incluyendo en el diccionario, pero las normas gramaticales deben existir porque el lenguaje es un acuerdo al que llegamos los humanos para entendernos y, si no hay normas, no podremos entendernos.
A lo mejor, lo VERDADERAMENTE IMPORTANTE son las normas de comportamiento de los unos con los otros y no las normas gramaticales, los actos y no las palabras.